– Las donaciones no llegaron nunca acá.
– Con la lluvia se taparon los pozos y el agua se ensució, así que no tenemos agua potable desde hace días. Acá hay muchos chicos, ¿explícame cómo hacemos…?
– Lo peor de todo es que hay gente que no tiene necesidades y está recibiendo las donaciones, se ponen al frente del barrio y deciden quién recibe y quién no.
– Andá a recorrer las casas de allá atrás, vas a ver de lo que te hablo y vas a ver también la cantidad de chicos que hay que no tienen agua potable…
El diálogo se produce entre los vecinos de El Retiro, uno de los barrios de los suburbios de la ciudad de La Plata donde, según denuncian ellos, la ayuda y las donaciones brillan por su ausencia. Es que después del feroz temporal que azotó a la provincia de Buenos Aires y que tuvo consecuencias fatales, sobre todo en la ciudad de La Plata y alrededores, todavía quedan barrios enteros completamente desatendidos; ni las donaciones particulares, ni los partidos políticos ni la cadena de clientelismo político que se desató durante estos días llegaron a los lugares más alejados del casco de La Plata, que padecen iguales necesidades.
Recorrí justamente éste barrio para ver cómo ayudar, intentando llegar a aquellos lugares que, según sabia, están desprovistos de cualquier tipo de donación; la Catedral de La Plata y demás puntos de referencia estaban llenos. La mayoría de lo que los vecinos llaman casas son en realidad precarias casillas de chapa y madera, es decir, construcciones totalmente incapaces de enfrentar y resistir cualquier tipo de temporal, ni éste tan atípico ni una tormenta normal. Sólo algunas casas son de ladrillos o paredes de cemento.

Todo quedo inundado.
Dentro del seno mismo de la solidaridad que desató en el pueblo argentino la noticia del temporal, se infiltró también la discordia. Las relaciones entre los vecinos del barrio estuvieron crispadas ese día porque estas situaciones, de la misma forma en que dejan aflorar la solidaridad de un pueblo, también son capaces de reflejar lo peor de la imperfección del hombre. En El Retiro los vecinos mantuvieron acaloradas discusiones sobre cómo salir adelante tras el temporal y los conflictos rondaron siempre alrededor de las mismas acusaciones: «quien recibe las donaciones del barrio se las queda para sí mismo», «éste recibió cuando en realidad no lo necesitaba», etc. Ante ésta situación, decidimos que lo mejor sería dividirnos para recorrer el barrio, hacer relevamiento de la situación y conocer las necesidades reales de cada familia.